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¿Economía solidaria para mujeres o prácticas capitalistas que acaparan el discurso feminista?

  • locasdelconoradio
  • 8 ago 2019
  • 3 Min. de lectura

¿Mujeres empoderadas, mujeres holisticas, telar de mujeres o prácticas capitalistas acaparadoras del discurso feminista?

Es probable que a tu alrededor, bien sea a través de amigas, vecinas, familiares o desde redes sociales te lleguen invitaciones para participar de procesos que te garantizaran “empoderamiento económico”.

Entre las más conocidas destacan las ventas por catalogo, AVON, YANBAL, AMWAY que tras un discurso de se tu propia jefa y trabaja en tus tiempos libres contratan (Realmente, es una obligación de pago que asumes con la empresa) mujeres que según sus porcentajes de ventas recibirán sus ganancias, deben hacer pedidos y luego responder por los pagos de mercancías, cualquier incumplimiento es tratado de manera judicial y pueden ser reportadas a las centrales de riesgo por impago, los beneficios que obtienen por volúmenes de ventas se ven reflejados en productos y no cuentan con ningún tipo de seguridad social o garantía de protección en caso de que pierdan las mercancías o su clientela no les pague lo pedido.

Otras iniciativas, que vienen surgiendo en las ciudades principales alrededor del mundo, son diferentes formas de telares o círculos de abundancia, que utilizando un discurso “solidario” invitan a mujeres a que donen una cantidad de dinero a otra mujer para que cumpla un sueño, pero debe garantizar que dos mujeres más entrarán a ese círculo y estas deben tener cada una 2 mujeres más de forma exponencial, todas tienen la obligación de donar la misma cantidad de dinero. Al final, todas están a la espera de que entren mujeres que donen dinero para recuperar su inversión inicial y multiplicarla. Como puedes ver esto no es solidario, si finalmente lo que quieres es recuperar una inversión, además implica que las mujeres que participan tienen que tener capital para invertir, tiempo para buscar y garantizar que otras mujeres entren y que estas también dispongan de capital, siendo conscientes de que hay un alto riesgo de pérdida y que no hay quien se responsabilice si pierdes dinero pues inicialmente lo que inviertes lo haces como “regalo voluntario”. Además este sistema es clasista, no tienes dinero, no participas, solidaridad cero.

En este multinivel han utilizado sistemas solidarios de mujeres con escasos recursos como ejemplo de éxito. Es el caso de las “tontinas” en algunos países africanos, este es un círculo de mujeres en el que cada una aporta una parte de sus ingresos para que una mujer del círculo tenga un extra al mes y se van turnando, una cada mes. Cómo podemos comprobar, nada que ver con el “telar” puesto que este es un círculo cerrado de ayuda grupal.

Bajo el mismo discurso de abundancia o emprendimiento, también surgen cursos on-line o presenciales que te prometen enseñarte a sacar tu mejor versión desde programas de autoayuda, dictados por mujeres que se promocionan como exitosas, pues viajan o han logrado instalarse en el extranjero, dejando atrás una vida llena de desencantos; estos cursos son de pago y cobrados en dólares o euros.

Este tipo de procesos se apoyan en el discurso de que a través de la mente entrenada puedes lograr lo que quieras, sin tener en cuenta que si tus ingresos son en moneda colombiana, el valor del curso o formación será el triple que el de una persona que obtenga sus ingresos en la moneda extranjera y desconociendo las realidades sociales, familiares y económicas de muchas mujeres.

Otra forma de captar recursos de mujeres, que se ha vuelto muy interesante para las entidades financieras son los microcréditos exclusivos para mujeres que quieren ampliar o fortalecer un pequeño negocio, y que finalmente las mantiene en un estado similar de precariedad ya que, por pequeño que sea el interés, tienen que devolver el crédito para no verse en una situación peor de la que estaban. Además, en muchos casos, se utiliza la ilusión de crecimiento del negocio y los beneficios para vender estos créditos, lo que genera microquiebras ya que algunos emprendimientos solo funcionan a pequeña escala, no cuentan con apoyo técnico para mejorar su proyecto y tienden a asumir responsabilidades fiscales que luego se convierten en cargas tributarias.

Concluimos que estas experiencias no sirven para empoderar, emprender o cumplir sueños, sino más bien para enredarnos en la complicada maraña del sistema económico. Y seguiremos defendiendo que para crecer en sororidad y prácticas comunitarias y solidarias hace falta mucho más que invertir plata, hace falta organizarse, crear y compartir.

Lamentamos que se utilice el discurso feminista para cooptar recursos de mujeres y disponerlas a un tipo de explotación en la que unas pocas personas salen ganando y que luego muchas sean víctimas de la desilusión o el engaño, máxime cuando el discurso del feminismo busca brindar herramientas para que exijas tus derechos, te declares dueña de tu cuerpo, no aceptes la sumisión y dependencia impuesta a las mujeres históricamente y reconozcas que no todas las mujeres contamos con los mismos derechos dependiendo el lugar, color de piel, la clase social e incluso tus preferencias sexuales.

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